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IMAGINE que sufre fuertes dolores de cabeza y acude a su m?dico habitual. Sucesivas pruebas diagn?sticas no detectan una causa concreta que pueda explicar sus molestias. Los dolores perduran y usted se impacienta. «Quiero una soluci?n», insiste una y otra vez, hasta el punto de solicitar la receta de unas pastillas de las que ha o?do hablar efectos milagrosos. El m?dico se las desaconseja, pero termina recent?ndoselas. En unos meses regresa a la consulta con los mismos dolores y con problemas digestivos inducidos por la medicaci?n. «Ver? -le explica ahora el doctor-, en realidad esas pastillas est?n indicadas para el coraz?n». "Pero si mi coraz?n funciona perfectamente», replica usted incr?dulo. «Ya, pero insisti? tanto »...

...El caso es absurdo, pero s?lo desde la exageraci?n se comprenden algunos comportamientos. Si en la medicina una negligencia as? ser?a impensable, ?sta es por el contrario una pr?ctica habitual en pol?tica. Un ejemplo muy claro es el proyecto de la estaci?n de esqu? de San Glorio. Nadie cuestiona que la Montaña Palentina y la montaña oriental leonesa padecen problemas de despoblaci?n y de falta de alternativas econ?micas. La inyecci?n de fondos europeos, el desarrollo del turismo rural y las iniciativas institucionales no han sido suficientes para mejorar la situaci?n. Si seguimos con el s?mil m?dico, podr?amos afirmar que a la montaña cant?brica le duele la cabeza.

Sin embargo, desde que un consorcio empresarial planteara la construcci?n de una estaci?n de esqu? en el ?rea del puerto de San Glorio, los vecinos han visto en esa alternativa una soluci?n salv?fica capaz de revitalizar la zona. La Administraci?n auton?mica se ha rendido a esta petici?n y los dos grandes partidos pol?ticos han respaldado la iniciativa, conscientes de que su oposici?n supondr?a una sangr?a de votos en las zonas afectadas.

Lo grave es que, como un m?dico negligente, los pol?ticos firman una receta en la que no conf?an. Sin la presi?n ciudadana nunca se hubieran planteado aceptar la estaci?n, un proyecto que saben ineficaz e irresponsable. En la redacci?n del Plan de Ordenaci?n del Parque Natural de la Montaña Palentina (Decreto 140/1998, de 16 de julio) rechazaban expresamente la construcci?n de pistas de esqu? alpino con la convicci?n de que causar?an un daño irreparable a la zona y amenazar?an la supervivencia del oso pardo, hoy noticia m?s que nunca por la aparici?n de varios ejemplares muertos en el ?ltimo año.

Posteriormente, cambiaron la letra de ese plan e incluyeron acotaciones 'ad hoc' con el ?nico fin de abrir la puerta al proyecto de San Glorio (Decreto 13/2006, de 9 de marzo). El descaro de la Junta de Castilla y Le?n es tal que gracias a las modificaciones podr?a prohibirse a un excursionista pasear por los hayedos del norte de Peña Redonda con la excusa de preservar «un ?rea de refugio y alimentaci?n del oso pardo», al mismo tiempo que se permite que miles de esquiadores accedan en remontes hasta las inmediaciones del pico Tres Provincias, una zona con equivalente nivel de protecci?n al de Peña Redonda y al que el propio decreto califica como de «vital importancia» para el plant?grado. Pero, quiz?s, el mayor malabarismo para intentar conciliar una cosa y su contraria es la nueva redacci?n del art?culo 27 que da luz verde a la «instalaci?n de infraestructuras» en el ?rea denominada «Espigüete, Altos de Cardaño, Curavacas Sur», que se designa expresamente como una «unidad de especial fragilidad» por sus «singulares valores» ecol?gicos y paisaj?sticos.

Los partidarios del proyecto se justifican: «¿Por qu? no intentarlo? Merece la pena el sacrificio si va a suponer una mejora en la calidad de vida de los habitantes de la montaña y, en caso contrario, siempre podr?an desmantelarse los remontes». Muchos firmes defensores del medio ambiente sacrificar?an su ortodoxia y su militancia ecologista si San Glorio pudiera suponer una revoluci?n en la econom?a de la comarca. Pero la realidad es tozuda y ning?n indicio hace pensar en la viabilidad econ?mica de la estaci?n. En una carta enviada a un peri?dico de tirada nacional con el t?tulo 'Sobre coches y osos', un lector defend?a el proyecto citando como ejemplos de desarrollo los casos de Baqueira-Beret, Candanch? y Formigal, todas estaciones situadas en Huesca y L?rida. Es ?ste un lugar com?n en el discurso de los defensores del proyecto, que se han acostumbrado a echar la mirada al Pirineo cada vez que el tema de San Glorio aparece en una conversaci?n. Curiosamente, olvidan nombrar los casos existentes en la Cordillera Cant?brica, mucho m?s cercanos. No es un olvido inocente. No pueden hablar de ellos porque se quedar?an sin argumentos: no son rentables, todos tienen problemas de apertura por escasez de nieve y, sobre todo, basta recorrer sus zonas de influencia para comprobar que su creaci?n no ha supuesto una dinamizaci?n econ?mica y social de sus comarcas, ni un freno a la despoblaci?n.

Si la administraci?n err?nea de un medicamento no suele ser inocua, este caso no es una excepci?n. Montañas de 2.000 metros existen en toda la pen?nsula, pistas de esqu? tambi?n, y con mayor innivaci?n anual, m?s kil?metros esquiables, mejores accesos y pr?ximas a grandes centros de poblaci?n. Lo que distingue a la montaña palentina del resto de los ecosistemas montañosos peninsulares, e incluso europeos, es la pervivencia del oso pardo. ?sa es su gran riqueza, su singularidad y su mejor carta de presentaci?n. Pero tambi?n su eslab?n m?s vulnerable.

El oso nunca ser? un obst?culo para el progreso y no lo es tampoco ahora. Aceptemos que la construcci?n de las pistas de San Glorio minimizase tanto su impacto que no afectara al animal. En ese caso tampoco habr?a motivo para levantar unas infraestructuras que no añadir?an nada a la econom?a de la zona. El escenario m?s probable en unos años ser? el de una estaci?n cadav?rica que pasar? a manos p?blicas tras la espantada de las empresas privadas, despu?s de haber recogido, eso s?, las sustanciosas subvenciones que se han apresurado a solicitar. Mientras, los remontes permanecer?n como testimonio irresponsable de una mala gesti?n. Se me podr? reprochar que me anticipo a los acontecimientos sin argumentos. Pero ah? siguen, por citar s?lo dos ejemplos de desmanes similares, el edificio en ruinas del Golobar, o el esperpento de hormig?n en la cima del Pico Lobo, en el Sistema Central, los dos construidos para una estaci?n de esqu?.

Las soluciones para sacar adelante el norte palentino no son sencillas y, lo admito, nos las conozco. Lo que s? con seguridad es que no existen f?rmulas milagrosas ni funcionan los atajos. La suma de iniciativas menos ambiciosas, con resultados a largo plazo, es la mejor alternativa. La casa-museo del oso, abierta en Verdeña gracias a la Fundaci?n Oso Pardo, es un buen ejemplo de c?mo emprender proyectos sostenibles capaces de arrastrar un turismo respetuoso.

Cuidado con los malos diagn?sticos. Ahora nos duele la cabeza y mañana podemos acabar tambi?n con nuestro sistema digestivo.

RA?L D?EZ GONZ?LEZ

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