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El cambio clim?tico pone en jaque los proyectos para ampliar las estaciones de esqu?. El modelo de negocio se tambalea

Las estaciones de esqu? sufren la peor temporada en muchos años. La falta de nevadas continuas puede ser un hecho puntual, pero estudios cient?ficos alertan de que, debido al cambio clim?tico, habr? menos nieve y durante menos tiempo en las montañas, algo que choca con los planes de ampliaci?n y apertura de nuevas estaciones en lugares muy sensibles.

 

 

 

Es posible que esta semana una borrasca traiga otro golpe de nevadas al norte peninsular. Sin embargo, el temporal no evitar? que este invierno sea el peor que han vivido las estaciones de esqu? en los ?ltimos años. Hay instalaciones en la cordillera Cant?brica (Alto Campoo y Fuentes de Invierno) que van a cerrar el invierno con un mes escaso abiertas; las del Sistema Central est?n bajo m?nimos (Sierra de B?jar-La Covatilla, en Salamanca, tiene ocho kil?metros de pista en uso de 27, y Valdesqu?, en Madrid, nueve de 22); y en el Pirineo aragon?s no pinta mucho mejor: Formigal (recientemente ampliada) dispone de 60 kil?metros esquiables de un total de 130. Baqueira Beret (Lleida) y Sierra Nevada (Granada) se salvan, entre otros motivos, gracias a la innivaci?n artificial.

 


No hay acuerdo un?nime entre los cient?ficos en vincular la situaci?n actual a un descenso progresivo de precipitaciones, pero s? en señalar que cada vez habr? menos nieve en las montañas. ?ngel Rivera, meteor?logo portavoz de la Agencia Española de Meteorolog?a (Aemet), recuerda que “la nieve depende de dos variables: la precipitaci?n y la temperatura”. “Desde hace entre 40 y 50 años la precipitaci?n media sigue siendo la misma, pero la temperatura media anual s? aumenta”. La consecuencia de esta subida de las temperaturas es que “la cota de nieve cada vez est? m?s alta porque en las inferiores, cuando cae, se funde r?pidamente al encontrar un suelo m?s caliente”. Desde la Asociaci?n Tur?stica de Estaciones de Esqu? y Montaña (Atudem), su directora gerente, Paloma Garc?a, reconoce que “antes se pod?a esquiar en torno a los 800 o 900 metros de altitud, pero ahora eso resulta casi imposible y hay que subir m?s all? de los 1.200”.

 


Son varias las señales que apuntan a que el calentamiento global dejar? menos nieve y durante menos tiempo en las cumbres. As? lo confirman estudios de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Cient?ficas (CSIC) sobre los efectos del cambio clim?tico en las montañas, y en especial en las del arco mediterr?neo. Miguel Ara?jo, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN/CSIC), ha participado en algunos de ellos. “Las predicciones m?s pesimistas de los modelos clim?ticos ya se observan en las cordilleras europeas y es muy probable que las estaciones de esqu? contin?en experimentando una reducci?n de los espesores y de la duraci?n del manto de nieve”, afirma.

 


Juan Ignacio L?pez-Moreno, investigador del Instituto Pirenaico de Ecolog?a (IPE-CSIC), tambi?n ha aportado estudios en el mismo sentido. Uno de ellos, de 2005 (Variaciones recientes de la profundidad del manto de nieve en el Pirineo central español), confirmaba que, hasta 1999, la capa hab?a disminuido 17,4 cent?metros por debajo de los 2.200 metros de altitud.

 


En el sur, el Observatorio de Seguimiento del Cambio Global de Sierra Nevada procesa im?genes que diariamente env?an varios sat?lites con la extensi?n de la nieve en este macizo. Francisco Javier Bonet, uno de los cient?ficos que ha contribuido a diseñar el sistema de informaci?n asociado al observatorio, confirma una tendencia de reducci?n de la duraci?n de la cubierta de nieve que se acompaña de una disminuci?n en la superficie ocupada. “En los ?ltimos 10 años ha habido una reducci?n de unos 12 d?as en la duraci?n promedio de la nieve en la estaci?n de Sierra Nevada”, afirma Bonet. “Si la tendencia se mantuviera en el tiempo, tendr?amos una duraci?n de la nieve 26 d?as menos en 2030 que en 2000. Esto podr?a tener implicaciones importantes para el negocio del esqu?”.

 


El principal recurso que tienen las estaciones para paliar la ausencia de nieve es producirla de manera artificial. “No podemos parar”, afirma Garc?a desde Atudem. “Hay que seguir mejorando la oferta y, como ocurre en otros pa?ses de Europa, la producci?n de nieve es indispensable”. Buena parte de los 24 millones de euros que han invertido para esta temporada las 33 estaciones agrupadas en Atudem se ha destinado a la producci?n artificial con cañones. En Baqueira Beret, de los seis millones invertidos, tres han ido para los 59 nuevos cañones. En total, este año hay 139 m?s, que en ocasiones requieren pequeños lagos y balsas para alimentarlos. La necesidad de recurrir m?s a menudo a estas infraestructuras aumenta la presi?n sobre los recursos h?dricos de la alta montaña y puede afectar al caudal de los r?os.

 


Ante este panorama, muchas voces no entienden que se proyecten construir cientos de nuevos kil?metros de pistas. Sus promotores son conscientes de las consecuencias del cambio clim?tico, pero se escudan en que no les afectar? a corto plazo. Sin embargo, muchos de los proyectos llevan aparejados infraestructuras y obras, con m?quinas que entran a construir las pistas, diversos accesos (carreteras, sendas, remontes), tendidos el?ctricos y servicios de restauraci?n y alojamiento. Y todo en un entorno muy vulnerable. Juan Carlos Cirera, activo ecologista que fue delegado de la Sociedad Española de Ornitolog?a (SEO/BirdLife) en Arag?n y es miembro de la Plataforma en Defensa de las Montañas, cita como ejemplos “la ampliaci?n de Formigal, que debido a la crisis tiene paralizado su desarrollo urban?stico, y el nuevo proyecto previsto de Castanesa, otro desprop?sito promovido por Aram?n (empresa gestionada al 50% por el Gobierno aragon?s e Ibercaja), que pretende construir una gigantesca estaci?n a las puertas del Parque Natural de Posets-Maladeta y con daños al entorno que la propia empresa ha reconocido como severos”.

 


Cirera afirma que no existe oposici?n al esqu?, sino “al apoyo incondicional como ?nico recurso de desarrollo en la montaña de Arag?n, cuando se ven casos de deudas millonarias por este tipo de inversiones y una fuerte estacionalidad de los puestos de trabajo”. Pone el ejemplo de la comarca del Sobrarbe, la de mayor renta per capita de Arag?n y sin ninguna estaci?n. Lo que s? tiene son municipios dentro de dos parques de referencia, Ordesa y Guara; “Espacios protegidos que s? aportan dinero durante todo el año”, remata Cirera.

 


En Granada s? piensan que el esqu? es el principal motor de desarrollo de la provincia. As? lo atestiguan encuestas promovidas por la prensa local, que colocan la ampliaci?n de Sierra Nevada en el primer puesto de preferencias de infraestructuras a potenciar. Recientemente, la Confederaci?n Granadina de Empresarios (CGE) present? a los candidatos del Partido Popular a las pr?ximas elecciones andaluzas un proyecto de gran ampliaci?n (duplicar la superficie actual) dentro de los l?mites del parque natural, una de las zonas protegidas que configuran el Espacio Natural de Sierra Nevada junto al parque nacional. Gerardo Cuerva, presidente de la CGE, recuerda que, desde la temporada 1995-96, cuando la estaci?n sufri? por ?ltima vez la escasez de nieve, “ha registrado cifras r?cord de precipitaciones en los años 2003, 2008, 2009 y 2010”. “Puede que algunos estudios relativos al cambio clim?tico apunten a un cambio de tendencia en un futuro, pero se tratar?a de consecuencias a muy largo plazo que, en cualquier caso, no deben instalarnos en el inmovilismo. Si las amenazas de falta de nieve hubieran hecho mella en los impulsores de Sierra Nevada cuando se cre? Cetursa (empresa encargada de la explotaci?n de la estaci?n) en 1964, posiblemente ahora no tendr?amos estaci?n de esqu?”.

 


En el Espacio Natural de Sierra Nevada recuerdan que en los ?ltimos 10 años la superficie esquiable ha pasado de 60 kil?metros a 105 y que esas buenas condiciones de nieve, como las de este año, se dan gracias a la innivaci?n artificial. Francisco Javier Bonet afirma: “La evoluci?n de la temperatura m?nima, la m?s importante para producir nieve en los cañones, tiene una tendencia al aumento tanto en los datos reales (pasado) como en los predichos (futuro). Es decir, prevemos un descenso en el n?mero de d?as potencialmente adecuados para producir nieve”.

 


Desde 2004, tanto el parque natural como el nacional cuentan con la Carta Europea de Turismo Sostenible que, seg?n Jorge Garz?n, vocal de la asociaci?n creada para fomentar esta distinci?n, “demuestra que fuera del esqu? tambi?n hay potencial de desarrollo y oportunidades para los inversores y para crear empleo estable, no estacional”. A comienzos de este año, 12 empresas m?s se unieron a una iniciativa que cuenta ya con 38 adheridas, entre las que hay negocios de hosteler?a, restaurantes, turismo activo, artesan?a textil, producci?n agr?cola y educaci?n ambiental.

 


Todos estos beneficios econ?micos y sociales que llevan aparejados los espacios protegidos no acaban de verlos en Candelario, pueblo de la sierra de B?jar de cuyas fachadas cuelgan pancartas con el lema Parque natural, no. Es una manera de dejar el camino expedito a la ampliaci?n de la estaci?n de esqu? Sierra de B?jar-La Covatilla, de la que ya han comenzado las obras. Los defensores del proyecto, que incluyen a todos los Ayuntamientos de la zona y a la empresa promotora, Gecobesa, consideran que con ella se afianzar? el desarrollo econ?mico sostenible. Alberto Segade, director comercial de Gecobesa, opina que “por altitud (m?s de 2.000 metros) y orientaci?n norte no nos afectar? la disminuci?n de la capa de nieve, al menos a corto y medio plazo, aunque el periodo de sequ?a actual nos tenga con el 30% de pistas abiertas”. Es otro lugar en el que esperan solucionar estos contratiempos con la innivaci?n artificial, pero los problemas econ?micos por los que atraviesa la estaci?n han impedido que se invierta en ello. Ante esto, la Plataforma por el Parque Natural de Candelario e Izquierda Unida de Candelario abogan por un turismo sostenible que dure 365 d?as al año y no ocasione un impacto ambiental tan grave.

 


Como resumen, Paloma Garc?a, de Atudem, recuerda que “las estaciones dan empleo, directo o indirecto, a 57.000 personas, y el 50% est?n certificadas con la Q de Calidad Tur?stica”. Sin embargo, prefiere ser cautelosa con los nuevos proyectos: “Tienen que ser muy sopesados, tanto por expertos como por empresas y comunidades aut?nomas, y valorar muchos aspectos antes de dar pasos en falso”. Miguel Ara?jo se expresa en una l?nea similar: “Se supone que los agentes econ?micos privados basan sus decisiones en criterios de racionalidad econ?mica y que los agentes p?blicos que regulan estas actividades utilizan la mejor informaci?n cient?fica existente para fundamentar sus acciones. De no ser as?, habr? que preguntarles por qu?”.

 

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